Aclaración.- cuando nombramos a nuestra Madre también representamos a nuestro Padre, por eso quiero dejar constancia que "por costumbre" cuando en esta Reflexión nombre a mi Madre lo dejo unido con mi Padre.
Hablando con mi Madre; querida Madre ( ya falleció hace 23 años), cuando estaba en tus entrañas ya escuchaba el latir de Amor de tu corazón por mí. Cuando nací te vi tu cara y a medida que fui creciendo, tu rostro, tu cuerpo y tu voz llenaron mis pensamientos. Aún recuerdo la suavidad de tu piel y tus cálidos besos.
Aún suenan en mis oídos "tus suaves riñas" por algo que hiciera mal pero más me suenan tus palabras de enseñanza y la libertad que año tras año me fuiste dando. Yo me hacía joven, más tarde hombre y después mayor, mientras tu envejecías viéndome crecer. Tú me hablabas de un mundo que jamás encontré, un mundo donde la palabra, la ética y la dignidad formaban parte del ser humano pero "eso madre" no estaba en el mundo donde me crié, pero de todas formas, te agradezco que me hablaras de "ese mundo".
Desde pequeño me hablaste de un Ser que aún hoy ... nunca vi. Me hablaste de sus muchos Milagros, me hablaste de su bondad y también de su sacrificio, incluso, llegando a dar la vida por todos nosotros. Me enseñaste lo que mis nietos TODOS, jamás han oído y es rezar. Me hablaste de una leyes o mandamientos que a mis nietos, jamás les llegaron a sus oídos hasta llegar a confundir una Iglesia con un Colegio o con el propio Ayuntamiento, pero son los nuevos tiempos que a mí me han tocado vivir y que me alegro que tú los desconozcas. Pero tal vez lo más importante que me enseñaste de ese Dios fué " que si la vida me hacía indigno de ÉL, UNA SOLA PALABRA, UNA SOLA MIRADA... BASTARÍA PARA SANARME... y en eso creo Madre y una vez más, estés donde estés, te doy las gracias por tus enseñanzas.
Hablando con Dios; no sé quien eres, nunca te he visto ni he tocado tu piel. Jamás escuché tu voz
y solo sé que existes porque mi Madre así me lo ha enseñado. Me dijo que te llamabas (aquí) Jesús, hijo de María y José pero que eras hijo de otro ser mayor llamado DIOS. Podía haberme dicho que te llamabas MAHOMA ó BUDA o quien sabe cuantos nombres pueden existir, pero ella, mi Madre, solo me habló de tí y todo lo que me enseñó mi Madre para mí es sagrado, por esa razón Dios, entenderás que jamás podré quererte como a mi Madre porque a ella si la vi, porque a ella si la escuché, porque de ella tengo el sabor y la fragancia de su cuerpo hecho Amor Real y así será hasta el fin de mis días.
Son infinitos los recuerdos de mi madre que atesoro en mi alma. Mi viejita partió de ésta vida -que tanto amó- un par de meses ya. Todavía me cuesta aceptar que no tengo su mirada,solo el consuelo de sentir que ya no sufre me ayuda a continuar. Sé que en la medida que vayan transcurriendo los días y los meses el dolor se va transformando, al principio en un tipo de nostalgia húmeda, después, en un conjunto de recuerdos que me acompañarán el resto de mis días. Al igual que a ti, ella me enseñó a amar a Dios; pero no soy de ritos ni de visitas a la Iglesia, sin embargo, creo en su inmensidad y en su existencia.
ResponderEliminarUn gran abrazo para ti.
¡¡¡ Quien vive en nuestro corazón ... nunca muere...!!! aunque el dolor vaya cicatrizando su recuerdo nos acompañará siempre. Ya tenemos "algo" en común.
EliminarUn abrazo-eugenio